“Cualquiera que sea tu historia, bienvenido. Has emprendido un largo viaje hacia la honestidad sexual y la revelación personal. Puede ser un camino arduo, pero es el único modo de conseguir lo que deseas. En el decurso, te parecerá que hay un montón desalentadoramente grande de conocimientos que aprender; no te deseanimes. El Amo más perverso del mundo, la Dómina más imaginativa, empezaron igual que tú hoy: curiosos, excitados y algo inseguros.”
Pat Califia,
“SM. Los secretos del sadomasoquismo”

jueves, 4 de diciembre de 2014

Jenna Jacob - Saga The doms of Genesis


01-Embracing my submission

Perseguida durante años por los sueños de un salvaje, ojos ámbar dominante con labios tan tentadores mi alma dolía por la frustración y la lujuria. Ninguno de los dominantes en el Génesis, mi club de BDSM local nunca me agitó en tales formas abrasadoras. Mientras trataba de llenar mis deseos de sumisión indirectamente a través de las interacciones en el club, intenté convencerme a mí misma de que era suficiente. Pero no lo era. Mi soñado Dom se aseguraba de que tuviera hambre por más.
Forzada más allá de lo que podía soportar, mi pasión y frustración explotó. Tiré la toalla, decidida a dejar de perseguir un sueño y renuncié por completo en la búsqueda de la rendición sumisa. Pero el destino intervino cuando dos balazos dividieron la noche. Obligada a enfrentarme a mis deseos e inseguridades, me sorprendí al darme cuenta de que mis sueños pueden haber tenido un significado más profundo.
¿Estaban obligándome finalmente a abrazar mi propia sumisión?



02-Maestros de mi deseo

Atropellar a 'Bambi' y destrozar mi camioneta no era la manera en que yo imaginé comenzar mis vacaciones. Por otra parte, tampoco lo era empezarlas siendo rescatada por dos hombres magníficos. Nick Masters y Dylan Thomas se abalanzaron para salvarme de la ruina. No fueron sólo los caballeros en un brillante camión (en lugar de armadura), sino también unos dominantes tan poderosos que despertaron a la sumisa escondida dentro de mí haciéndola arrodillarse ante sus pies.

Para mi sorpresa, se ofrecieron a enseñarme los placeres de la sumisión. Empujé abajo mis miedos y accedí a pasar una gloriosa semana de placer bajo su mano, en el centro de su cruda pasión. Con cada orden y cada toque, ellos desnudaron mi alma y me robaron el corazón. Con ellos, me sentí como una hermosa (y algo pervertida) Cenicienta. Pero muy pronto, el reloj dio la medianoche, y escapé...

Volviendo a mi vida mediocre, estaba decidida a sobrevivir de alguna manera sin los maestros de mi deseo. Nunca me imaginé que ambos viajarían unos cuantos cientos de kilómetros para darme caza.

¿Podría decir que sí cuando se ofrecieron a concederme algo que para mí era mucho más hermoso que una zapatilla de cristal?

Gracias HPB!

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